Entre las leyes que fueron sancionadas en esa época se destacan algunas especialmente porque vinieron a conformar un punto de inflexión el la lucha contra el Crimen. Franco tuvo un protagonismo especialmente en dos de ellas para lograr su aprobación.
Una es la conocida como Ley Blumberg (Ley 25.886) aprobada por el Senado y la Cámara de Diputados el 14 de abril de 2004, que modifica en el Código Penal argentino la figura de los delitos con armas. Otras dos normas complementarias agregaron luego la canción de un registro de armas y agravamiento de las penas en modalidades de secuestros extorsivos y violaciones.
El nombre de esa Ley se debe a que el principal impulsor fue un empresario textil de Buenos Aires, Juan Carlos Blumberg, cuyo hijo Axel fue secuestrado y asesinado en abril del mismo año. Entre otras cosas se estipuló en 50 años la pena máxima de prisión por sumatoria de delitos para un condenado o una condenada por delitos gravísimos (violación seguida de muerte, secuestro extorsivo seguido de muerte, etc).
Hugo Franco sostiene que esa Ley “llegó en un momento más que oportuno porque permitió canalizar la demanda de los ciudadanos para endurecer las penas. Digo además que fue oportuno porque esas leyes en la primera etapa del gobierno del Néstor Kirchner y por presión popular pudieron alumbrar un marco normativo de contención contra el delito. Lamentablemente, luego se produjo una fuerte irrupción de la corriente mal llamada “garantísta” y que en realidad fue el prólogo de lo que luego de conocería como “puerta giratoria”; una amplia tolerancia al delito bajo una pretendida justificación del accionar mafiosa como producto de la desigualad social. La mayor desigualdad social es dejar desguarnecido al ciudadano común y a los sectores más humildes que son quienes no pueden costearse protección privada ni vivir él zonas contraídas. Hicimos un gran trabajo con esta Ley y valió la pena”.